PERIODO DE ADAPTACIÓN
Hasta que no llevé a mi hijo
al colegio por primera vez no fui consciente del verdadero valor de ese periodo de adaptación. Y sobre todo, me
di cuenta de que ese periodo lo necesitamos también los papás, por lo menos así
fue en mi caso.
Mi hijo no había ido a la
guardería. A pesar de que yo trabajaba, él se quedaba siempre con su abuela o
con cualquier otro familiar. Hasta ahí todo bien. Yo me iba y él se quedaba tan
contento. Sin embargo, cuando llegó el primer día de cole, no sé decir a quien
le costó más asimilar nuestra separación, si a él o a mí. Ese día solo tenía
que quedarse una hora, pero os puedo
asegurar que a mí me parecieron mil. Cuando tuvo que entrar al cole no paraba
de llorar, de decirme que se quería venir conmigo, que no lo dejase… yo llegué
a casa con las mismas lágrimas con las que él se quedó en el cole (a pesar de
que él no vio ninguna de ellas). Cuando fui a recogerlo hice, como se suele
decir, de tripas corazón, y puse mi mejor sonrisa. Pero él no pudo. En cuanto me
vio rompió a llorar y se abrazó a mí como si no hubiese mañana.
Mucha gente cree que esto en
cuanto lloran dos días se les pasa o que es algo por lo que tienen que pasar, y
eso está claro. Pero, ¿cómo hacemos para
que lo pasen de la mejor manera posible? ¿Cómo hacemos nosotros para pasarlo lo
mejor posible? Pues ayudando a nuestros hijos a habituarse y a entender de
una manera sana emocionalmente, la nueva situación a la que se enfrentan.
Para ello podemos ir
preparando al niño para ese día. Hablar con él y explicarle con lo que se va a encontrar:
-“Vas a ir a una clase muy
bonita, con juguetes, libros, puzzles…”
-“La seño te va a cuidar
mucho y vas a aprender un montón de cosas. Cuando necesites algo se lo puedes
pedir a ella”.
-“En el cole hay muchos
niños con los que pasártelo genial”.
- “Cuando salgas del cole te
voy a estar esperando”.
Y este último mensaje es
quizás al que nuestros hijos le van a dar más importancia. Porque eso es
precisamente lo que necesitan saber, aprender, ver, que cuando las horas del cole pasan, nosotros vamos a estar ahí con
ellos. Que se van a casa con sus papás que tanto los quieren. Por eso es
tan importante que cuando dejes al niño, y esto ya se extiende fuera del
contexto escolar, nunca lo hagas sin despedirte. Si te vas y se lo dices, puede
llorar de tristeza porque no se quiere separar de ti. Pero si te vas y no se lo
dices, llorará de miedo (no sabe si vas a volver).
Y, ¿cómo me despido de él? Lo más importante es que no trasmitamos al
niño nuestro miedo o nuestro pesar por tener que dejarlo en el cole, puesto que
eso no le dará seguridad. También hay que intentar hacer la despedida lo más corta
posible. Por eso, una vez que el niño tenga que entrar a clase le damos un
besote enorme y (como siempre le digo yo a mi hijo) nos despedimos con un
¡pásatelo genial! Porque al cole se va a aprender, pero también a disfrutar y
si lo unimos todo, el resultado es maravilloso.
Si nosotros ayudamos a que
nuestros hijos lleven este periodo de la mejor manera, nosotros también lo
llevaremos bien. Porque como se suele decir: si nuestros hijos están bien,
nosotros también lo estamos.
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